jueves, 23 de octubre de 2008


Cosecha tardía


Una rama medio seca, y un fruto pequeño y descolorido, la tardanza ha ganado al pobre ingenuo que pensó llegar a tiempo

Donde a falta de prisa sobresalió la mucha confianza, en su paso dejó serias cuotas de tristeza y apatía

De nueva cuenta llega el insensato, a tratar de rescatar el fruto que por pereza había dejado morir

Ni la sed ni las ganas, ni el llorar ni la rabia, un puñado de sal en los ojos era al parecer del necio su triste fracaso

¡Qué será de mi! triste lamento, inútil cuestión

Ahora queda por delante una lenta desilusión y el cansancio de recoger las sobras del aire

Sin recordar, ya sin ganas de lamentar, emprende el paso luego gira al viejo camino

Una pequeña vereda sin gracia, desgastada de tanto ser caminada

Se va, se va ligero y preso de la nostalgia, recordando su triste acontecer, sin intentar ilusionarse con la nueva posibilidad, ya que el tiempo, un amigo no es

Delicada la burla que tiene de frente, una pequeña línea de luz de una tarde acalorada


Ahora al regresar no tendrá mayor camino que revolcarse en su lamento, de llorar quizá y arrepentirse, arrepentirse si de haber causado tan cruel desdicha


Pobre hombre, ya no tiene consuelo, más que una ridícula esperanza de un mañana incierto


Esta vez se dispone a ir en busca de algo mejor, ignora el insensato que lo que se fue nunca podrá reemplazar con horas de fatiga y arduo trabajo


Sencillamente dejó el fruto morir, dejó la obra de su labor inconclusa tirada en medio del campo, en medio de la tierra misma que se consume la pizca insignificante de vida que por casualidad llegó a tener



Y al fin de la temporada, cuando regrese aquel hombre, a recoger a tiempo ese nuevo fruto, recordará sin duda su ya lejana pérdida, que intentará ocultar saboreando una nueva y exquisita fruta exótica

Habrá aquel hombre olvidado su antigua pasión, su anhelo pasado, por la belleza momentánea de una nueva oportunidad de disfrutar la delicia de la frescura

Y cuando todo esté terminado se irá sin saber que el sabor que aún lleva en la boca, es el mismo que se fugó una noche fría cuando se hizo partícipe de aquella cosecha tardía.

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