viernes, 28 de noviembre de 2008


Criterio y opinión, dos cosas totalmente distintas

por Wiliam Ajanel


A menudo nos encontramos en diversas discusiones de distinta relevancia, la prueba de nuestra habilidad participativa también se deja notar cuando de un pequeño comentario se suelen hacer cientos de aseveraciones y condenas. Suele notarse cierto tipo de arrogancia y una que otra frase desafortunada. Hago la aclaración de que no importa el círculo, los medios o los grupos a los que solemos enfrentarnos, por lo general existe una tendencia hacia la discusión sin fines claramente objetivos [muchos elaboran pensamientos solo para tener algún tema de conversación]. Sin embargo, existen hechos comprobables y realidades de nuestro diario vivir que han de ser discutidos al abrigo de la verdad como principal fin. No pretendo entrar en aspectos que no tengan una respuesta inmediata, clara y tiendan a la polémica [léase: religión, política, música, etc]

Sin entrar en discusión sobre aspectos puntuales en el desenvolvimiento de los individuos y sus capacidades intelectuales existe un hecho casi definitivo:

Todos tenemos una opinión...


Esta sin duda se convierte en el arma más común y corriente de los individuos que gustan de participar en cualquier tipo de debate y discusión. Sin duda alguna también favorece y enriquece en muchos aspectos la variedad de tópicos que alimentan nuestro acervo cultural. El problema real se hace presente cuando a tales opiniones se las eleva a categoría universal y no se toman como una opción, sino más bien una verdad absoluta. La RAE en su primer definición del término opinión dice:

"Dictamen o juicio que se forma de algo cuestionable"


Poniendo especial atención sobre esa última palabra: Cuestionable. Desafortunadamente hay personas que "creen" que sus opiniones son una clara e indiscutible verdad absoluta, y se cierran a cualquier otra alternativa aunque esta se encuentre basada en principios científicos y/o básicos dentro de la sociedad. Sobre este último asunto podemos encontrar también otro hecho definitivo:

Existen afirmaciones y también opiniones que han de ser pasadas por la justa balanza del criterio...


Aprovechando también el recurso de la RAE, encontramos que criterio significa:


"Norma para conocer la verdad"


Es aquí donde se resuelve el problema de las opiniones irracionales y aquellas que proveen una afirmación que ha de ser estudiada y calificada por los hechos para llegar a ser una verdad. Sin tratar de argumentar demasiado se puede representar esta situación por medio de un simple ejemplo: Alguien puede tener una opinión respecto a un edificio, le puede parecer bonito, lujoso, agradable, innecesario, superficial, etc. Pero solamente un arquitecto profesional tendrá la capacidad intelectual y el background necesario para analizar aspectos que requieran de un criterio para ser analizados y justificados por una verdad. Este pequeño ejemplo ilustra claramente la diferencia entre lo que es tener una opinión y tener criterio.


En ningún momento se minimizan o discriminan las opiniones, como se menciona al inicio, estas también tienen un gran impacto sobre la diversidad intelectual y social entre los individuos, lo que se trata de demostrar en esta ocasión es la relevancia que contienen cada uno de estos aspectos y cuando han de tomarse como una verdad comprobada para todos. Por último atenderemos a un tercer hecho, que también tiene una gran incidencia en el público:

La sabiduría popular, o la opinión colectiva...


Esta podría colaborar en gran manera a miles de causas si se inicia del modo correcto; es decir: La opinión colectiva ha de ser una concordancia y afinidad de principios que mueven al colectivo y no una excusa o discurso que promueva la limitación de las facultades del individuo. Cuando esto ocurre se generan cambios positivos para el desarrollo de las personas, de lo contrario solo se generan modas, revueltas sin sentido y falacias que son nocivas para cualquier sociedad. Este pequeño escrito corresponde a la necesidad de divulgar hechos rutinarios y del diario vivir que en ocasiones ponen en peligro la supremacía de la verdad frente a opiniones que aunque no sean malas, pueden encerrar engaño y algún grado de ignorancia en ocasiones.


Ahora podremos responder a la famosa frase de: ¡Esta es mi opinión y la respetas! Si, la respeto. Pero tengo derecho a no creer en ella como verdad absoluta.


Criterio amigos, así sea necesario invertir tiempo en lecturas, investigaciones y uno que otro bosquejo sencillo como este mismo.

Saludos.



Bibliografía

Definiciones encontradas en la versión en línea del Diccionario de la Real Academia Española.




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