viernes, 23 de enero de 2009


Canicas y tres bombones

por Wiliam Ajanel

En mi vida tan "importante y ocupada", encontré un espacio para ir la tienda del vecino, con un poco de desesperación por la hora y muchas tonterías en mi cabeza, noté como un niño de aproximadamente 5 o 6 años se acercó a la tienda, montado en una bicicleta que a penas y alcanzaba a manejar. Sucio, con sus ropas desgastadas y viejas, un par de zapatos rotos y grandes, heredados del hermano mayor seguramente, con una tos aguda, mucho catarro y lleno de polvo, sacó un par de monedas y sosteniéndolas duro entre sus deditos le dice al tendero: Deme un quetzal* de canicas [un estornudo] y 3 bombones* de a 25 centavos.

Rápido mi mente hizo la típica conclusión egoísta y tendenciosa de que por qué no ahorrar, y que ese dinero podría servir para comprar comida, o en el caso del niño alguna pastilla y un poco de jabón. De pronto observé la alegría con que tomaba las canicas en sus manos [le dieron diez canicas por el valor] y con dificultad tomó sus bombones y salió corriendo a montar su bicicleta de nuevo, el tendero me sonrió con tono de complicidad, ya que todo el tiempo observé al niño.

Este niño, vecinito mio, es hijo de una madre soltera, que lava ropa ajena para ganarse la vida y mantener al resto de sus hijos [no llevo la cuenta pero son como 5] es uno de esos miles de niños que viven en estas condiciones, pero que sin hacer daño a nadie, en un acto muy sencillo y humilde logran algo que se llama felicidad.

En el vecindario mío, como en miles, se los ve como simples niños que recorren las calles sin preocupación alguna ni responsabilidades muy grandes, jugando pelota, corriendo con sus perros o jugando entre las siembras, estos niños conservan la inocencia y tranquilidad necesarias para lograr la felicidad más básica y elemental.

Quise acusar a su padre, y a su madre por la irresponsabilidad tan grande de traer niños a este mundo de esta manera, pero luego me puse a pensar que lo más probable esque estos mismos hayan sido engendrados de la misma forma y sin ninguna educación. Pero lo más interesante de esto, es como a pesar de las carencias y las situaciones delicadas, estos niños pueden encontrar la forma de divertirse, del mismo modo que lo hace cualquier niño que tenga una mejor calidad de vida, al final ellos tienen esa nobleza y pureza que los hace moverse sin dobles ánimos e hipocresía.

Pensé a lo mejor, que mi niñez no fue tan mala, pero nadie pudo con regalos grandes o juguetes caros, comprar mi felicidad de toda una tarde jugando canicas con mis amigos, ahora mismo no podría recordar las horas que pasé frente a mi casa jugando canicas y comiendo dulces, no teníamos por que preocuparnos de nada, no se supone que sea así.

Cuando vives en un país tan pobre como el mío, se suele crear una especie de pared, que bloquea tus emociones hasta volverte insensible, porque piensas que la gente vive en condiciones que tu no podrías soportar, y no quieres sentir lástima por ellos, pero cuando vi la sonrisa del niño, quien sintió lástima fui yo mismo de mi ser, por llegar a conclusiones apresuradas e intentar juzgar a un ser que lo único que procura es su felicidad, el no es el responsable por su situación, cualquier personas madura comprende eso.

Seguidamente, en un intento por satisfacer un deseo antiguo y con gran nostalgia por mi niñez procedí a comprar un par de bolsas de golosinas y pararme a ver un momento el juego de los niños, re-aprendí cosas que había olvidado. Deme dos bolsas de tocinitos don Efraín, fué mi última compra en la tienda y también sonreí, como el niño aquel.

La próxima ves que veamos a un niño "malgastando" sus pocas monedas, pensemos en ¿Qué tan grande puede ser lo que nosotros podamos darle a un niño a cambio de sus largas horas de felicidad?

Un saludo.


*El quetzal es la moneda oficial de mi país [Guatemala] y equivale a 0.1282 dólares estadounidenses

*En algunos lugares un bombón es un chocolate pequeño, en mi país es una especie de dulce redondo con un palito de plástico.

5 comentarios:

  1. Qué linda historia y qué sabia reflexión, Arjanel.

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  2. Que bonito!!! Con que poquita cosa, se puede ser féliz.
    Al fin y al cabo es un niño.
    Me gustaria ser otra vez niña y saber disfrutar de esas pequeñas cosas.

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  3. @kikuyo es Ajanel xD pero no hay problema, un gusto tenerte por acá.

    Saludos meneamigo :-P

    @maria jose: La sencilléz del mundo infantil, cuando tengan algo parecido que me lo vendan :-P

    Gracias por tu visita, un saludo ;-)

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  4. @Chuki: Como dijo el hombre bicentenario: A uno le gusta servir

    Un gusto, y gracias por visitar el blog.

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