miércoles, 28 de enero de 2009


Machismo y tradiciones: Mala combinación para las sociedades en desarrollo

por Wiliam Ajanel

El machismo reflejado en tasas de violencia y estadísticas, me resulta a parte de incierto, muy frío y quizá a apartado de la realidad. Vivo en un país bastante limitado e inestable en materia de indicadores sociales y de desarrollo. Sin embargo esos números no me dicen mayor cosa cuando observo la realidad de este y muchos países más, que a pesar de contar con una riqueza cultural bastante envidiable, deja por un lado temas tan importantes y relevantes para el desarrollo como lo es la violencia de género, especialmente hacia la mujer. Pero ¿de dónde provienen esos males incurables que se trasladan de generación en generación?

Muchos factores influyen en que estos males prevalezcan, pero me llama la atención la particular relación entre el machismo y las tradiciones de muchas poblaciones que tienen como denominador común la falta de valores y pensamientos encaminados hacia una sociedad razonable y libre.
Las tradiciones, esos grandes legados que nuestros antepasados han manifestado y heredado a las nuevas generaciones, no necesariamente resultan prácticas dignas de replicar o trasladar a nuestros hijos en un futuro muy próximo.

Resulta que en estos lugares es muy común ver como los padres de familia pueden y realizan todo tipo de maltrato hacia las mujeres, ya que es una señal de autoridad y respeto, y esto no es ajeno a ningún grupo étnico en particular, y tampoco depende de algún grado académico o de estudio, sencillamente: Es la costumbre.

Digo esto avalado en años de observación de mi entorno en particular, y me he topado con experiencias desagradables, pero siempre que intento buscar una explicación, me topo con las costumbres y las tradiciones, el papá golpea a la mamá, y el hijo aprende y luego hace lo mismo, es tan sencillo y aterrador a la vez.

Pero esto a lo mejor no es algo que le quite el sueño a mis conciudadanos, precisamente porque resulta tan normal y de hecho muchas mujeres consienten y están de acuerdo con tales prácticas, prueba de ello es que desde niños, a muchos varones de los acostumbra a que no pueden y no deben realizar ninguna actividad dentro de la casa, ya que es trabajo exclusivo de las mujeres, tengo amigos que a sus veintitantos no pueden cocer un huevo o lavar un calzoncillo. Y luego estos niños crecen, y aprenden que en la vida el hombre tiene responsabilidades limitadas hacia su mujer, pero que es ella la que debe llevar la educación y formación de los hijos ¿Triste no?

Un cambio de roles no resultaría tampoco en una idea apropiada para estas sociedades, porque el problema persistiría en ambas direcciones, encima de que hay hombres maltratadores, también hay mujeres que permiten este tipo de abusos que no los ven como tal, sino como parte de su rol como mujer. Un amigo trabaja en una organización del gobierno, que por razones de seguridad no puedo mencionar, pero resulta que cuando existen denuncias de algún tipo de abuso, muchas mujeres se retractan por el miedo a las consecuencias o postreras amenazas que sufren por parte de sus cónyuges.

Por si esto fuera poco, en muchas religiones también hay personas que promueven ideas y pensamientos que ponen en peligro los derechos individuales y libertades de muchas mujeres y hombres a la vez, pero está bien, porque es nuestro legado, son nuestras costumbres.

En muchas familias, las mujeres pueden gozar de cierto grado de escolaridad, pero luego resulta innecesario seguir invirtiendo en educación, ya que su trabajo se limitará a el cuidado de su casa y la crianza de sus hijos, después de todo: Es la costumbre.

Desde gente muy sencilla, que vive en el campo rodeada de montañas y animales de corral, hasta grandes médicos y profesionales que gozan de gran reconocimiento popular y social, son miles de personas que siguen heredando tales maneras de pensar a las nuevas generaciones como parte de esas tradiciones y costumbres, y luego nos preguntamos ¿qué es lo que anda mal?

Claro, a quienes nos damos la oportunidad de pensar distinto se nos acusa de progresistas y modernos, que queremos irrumpir en las tradiciones y desvalorizar la identidad de nuestras culturas, importando ideas que lo único que logran es crear conflicto entre las personas. Si se me acusa alguna vez de eso, lo acepto y lo defiendo.

El individuo tiene derecho de pensar y ser libre, de actuar en plena igualad, sin caer en favoritismos políticos y correctismo barato, el humano tiene la oportunidad de progresar, pero desde la base de las ideas y la educación, por eso me parece hasta ridículo que se armen organizaciones que "luchan" por los derechos de los demás, salvapatrias de turno, pero se invierte un comino en educación de calidad y formación de valores y principios encaminados hacia un desarrollo real si importar el sexo o la condición social.

Una gran tarea la de los padres evitar seguir sembrando estos pensamientos en las nuevas generaciones, que merecen cosas mejores, ideas correctas y prácticas dignas de un humano libre y pensante. Acabemos con las costumbres y tradiciones que nos mantienen en el sub-desarrollo.

La anécdota al respecto: Una señora estaba ya harta del comportamiento de su hijo adolescente, que incluso se atrevió a extenderle la mano para golpearla, indignada le comenta a su amiga: ¡No se que hacer con este niño! ¡Todo es culpa de su padre! A lo que muy tranquilamente la amiga le pregunta: ¿Quién parió al enano este? Pues yo, responde la madre. Entonces si es tu hijo, actúa como madre responsable y no permitas que se convierta en un macho golpeador. A lo que la madre desesperada responde: Es que quien se encarga de criarlo es su padre, yo me encargo de mis hijas. [aplausos]

Un saludo.

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